In memoriam: Luis Blanco Acevedo, MD

Luis Blanco Acevedo, médico venezolano, especializado en Salud Pública, jefe de la Cátedra de Salud Pública fue uno de los profesores que marcó mi vida como estudiante de medicina.

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Hombre de piel morena, bigote y cabellera blanca, bastante delgado, lentes de montura clara de metal, a veces carey, a veces con Ray Bans a lo Héctor Lavoe y una voz risueña, dicharachera que hacía reír, asustar y hacer notar su presencia a quienes estaban presentes.
Su manera de vestir y sus ademanes le daban un toque absolutamente retro a ese hombre que con su portafolio y su bata blanca, en los auditorios Juan Delgado Blanco y Edmundo Vallecalle Suegart, los mismos en los que yo doy clases de Salud Pública formó a incontables médicos, entre los cuales me incluyo pues yo asumí parte de sus clases y con frecuencia consultaba con el sus apuntes e ideas.

Los auditorios Vallecalle y Delgado Blanco que en una mejor época eran los más fríos que pudimos haber estudiado, hoy en día gracias al desgobierno universitario de este expaís, la falta de mantenimiento de esos preciosos auditorios, con una acústica impecable, distan de ser las aulas de clases en las que la élite de la medicina como Muci-Mendoza, Bajares, Arroyo, Vargas-Arenas, Estela Hernández, y Vergel, entre muchos otros se formaron allí.

Luis Blanco Acevedo durante décadas explicó a los estudiantes de la escuela José María Vargas lo que deberían saber sobre Estadística Médica en el segundo año de la asignatura y luego, en Salud Pública III, la estructura y dinámica del Estado.

Recuerdo al Profesor Luis Blanco en mi primera clase de salud pública II: «Me llamo Luis Blanco Acevedo:Pueden llamarme Luis, pueden llamarme Blanco, pueden llamarme Acevedo, cualquier otra vaina que me quieran llamar, la hacen en privado y sin que yo me entere, conmigo van a aprender a echar números para que sepan estadística aplicada a la medicina, porque soy estricto, puede que les caiga mal, pero prefiero que me tengan rabia y aprendan a que sea un profesor más por el que tienen que pasar y luego pasan trabajo en su ejercicio médico porque no logran entender la base matemática del metanálisis que sus profesores en las salas de hospitalización les mandan a exponer en eso que a ellos les gusta llamar como «fichas». Cuando yo me presento ante mis alumnos por primera vez hago a sort of play on his words. Which marked me in a very positive way.

En un examen que tuve con un colega y cirujano llamado Erick Moreira, el profesor nos puso un ejercicio de estadística que teníamos que resolver, y ni Erick ni yo podíamos hacerlo, y recuerdo haberle dicho «Profesor, este examen está mal, el resultado no me da» y el en su tono jocoso tan sui generis me contesta: «No, doctor, el que está mal es usted, porque esa vaina da.»–El auditorio entero estalló en risas y yo no supe que contestar hasta dar con la fórmula correcta.

Conforme pasaban los años, consulté con él en repetidas ocasiones artículos de revistas indexadas para saber el intríngulis y los tejemanejes de todo lo vinculado a ellas, me explicó el cómo el mundo de las revistas indexadas es prestigioso pero cut-throat, y de cómo se forman esas «élites académicas» que toman la vanguardia en el control de los departamentos. Quizá en ese momento, entre su siempre moderado tono y mi impaciencia porque me explicara las cosas para poder salir de allí temprano no todo tenía mucho sentido.
Pero hoy día, que por circunstancias del destino me encuentro dando el tema que el me enseñó, y trabajo como docente investigador en el departamento en el que él trabajó, y que tengo de colegas a aquellos que trabajaron con el y que me vieron convertirme del revoltoso y desorganizado agitador estudiante de medicina en el docente que hoy día soy, con el aval de mis colegas y el respeto de mis alumnos. Debo dedicar estas líneas para darte las gracias, Profesor por tu consecuencia, tu exigencia y tu dedicación a la Casa que Vence la Sombra.

El piso seis del edificio de Ciencias Básicas I, «La vieja escuela» no será el mismo sin que de vez en cuando te aparezcas por allí, ya casi no lo hacías porque estabas jubilado, y el subir seis pisos a pie con tus articulaciones enfermas te era doloroso y pese a los dolores seguías y lo lograbas.

Definitivamente te extrañaremos, y estás en nuestros corazones porque lo bueno se queda. Tu recuerdo está con nosotros, y a título personal te digo que mantendré el estilo que me enseñaste.

Estás en un mejor lugar, que Dios y su Corte Celestial te reciban como el gran docente que fuiste, nosotros estaremos aquí, parados firmes en un mundo en ruinas, en una ex universidad, de un expaís. Dando lo mejor de nosotros.

Hasta Siempre! Te esperamos en el piso 6.

 

Alberto R. Zambrano U., MD.
Profesor de Medicina Legal, Docente colaborador de la Cátedra de Salud Pública UCV e10bf8c375

8 pensamientos en “In memoriam: Luis Blanco Acevedo, MD

  1. Aunque siendo medico graduado de la Escuela Luis Razetti, no lo conocí en su actividad docente pero si a nivel personal, pues tuve la dicha de ser parte de su familia, ya que fue Tio de mi esposa. Tu magnífica y sentida descripción de su forma de ser, la viví al entrar en su casa en la primera reunión social familiar con la hoy mi esposa. Siempre lo respete como medico y aún más como persona. Hoy lo entregamos a la tierra sabiendo que desde el cielo nos seguirá dando consejos. Gracias por tus hermosas palabras.

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  2. GraciaS Doc Zambrano, por tan hermosa,descripción de.mi hermano, quien en realidad en su vida privada fue el mayor de nuestra dinastía, fue excelente hijo, hermano, padre, abuelo, tio, sobrino, y amigo.
    En su vida profesional la mejor descripción la da uds. Maravilloso profesional que dedicó sus vida, a la, salud para muchas personas y tanto en la universidad, al Hospital Vargas, en centros de epidemialogia y venereologia.
    Gracias por esas palabras de gratitud para él.
    Yo soy hermana Karmence Blanco A.
    Reciba mi agradecimiento y mis bendiciones.

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  3. Prof. Zambrano, buen día! Nosotros no nos conocemos, mi nombre es Tung Liu Hung Blanco, soy médico graduado de la escuela Razetti, UCV y cirujano pediátrico; también soy el nieto de Luis Blanco. Quería agradecerle por tan buenas palabras que tuvo Ud para mi abuelo, de verdad es bueno saber que la gente tenga tan lindos recuerdos de él.

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  4. Dr. Zambrano, déjeme de antemanos darle las gracias, x tan hermoso gesto de tomarse el tiempo para escribir estas bellas palabras para con mi tío (Luyino) Luis Blanco, mi nombre es Veronica Trujillo Blanco, y hoy sus bellas palabras me hicieron llorar, al saber que mi tío es querido x mucha gente, no sólo por sus familiares que hoy tenemos el corazón roto por su partida, en mi caso particular estoy realmente triste por su partida, ya que me encuentro lejos y pude verlo por última vez, pero así Dios lo quiso, hoy recuerdo a ese tío fuerte, sabio y hechandor de broma, que te daba la bendición con el más fuerte de sus abrazos, así como recuerdo ese tío que a pesar de su edad ya un poco avanzada seguía dándote ese fuerte abrazo, un hombre fuerte, un gran tío, un gran hijo, un gran hermano, un gran padre, un gran abuelo, hoy ya debe estar reuniéndose con mis abuelos y con mis dos tíos que ya no están, hoy le doy las gracias a Dios por haberlo tenido en mi familia, solo espero y se que así será, que ahora se convierta en un Angel más que nos cuide desde el cielo. Dr. Muchísimas gracias y que Dios lo bendiga

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  5. Apreciado Dr. Zambrano. Muchas gracias por tan hermosas palabras para mi querido primo Luyino, puedo decir que mi hermano mayor, por el amor que mis padres le tuvieron.Usted describio en pocas palabras al ser tan maravilloso que fue el, y a mi solo me toca agregar que nos ha dejado con profundo dolor su partida, pero que Dios y sus seres queridos que estan en el Cielo estan felices de tenerlo a su lado. Siempre tendras un lugar especial en mi corazon.

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